Ayer mismo recibí por correo esta interesantísima entrevista a un verdadero médico, sanador que ve en el ser humano no una serie de engranajes sino un ser completo, donde lo invisible juega un papel casi más importante que lo físico, que es el canal a través del que se expresa. Aquello que no vemos y que causa enfermedad son los verdaderos fantasmas, nuestros miedos, inseguridades, desesperanza o grandes pérdidas, y ante todo el faltarnos a nostros mismos. Los microbios simplemente se limitan a pasar por las ranuras que dejamos, y toda enfermedad siempre tiene algo que enseñarnos, es nuestro yo más interior que nos habla. He aquí al entrevista:
A Jorge Carvajal no le gusta hacer ruido, le gusta la sutileza. Él en
realidad es un poeta, y ya se sabe… cuando hay mucho ruido un poeta no puede
escuchar la música de la
Creación. Sin embargo, Jorge Carvajal no es sólo un poeta, es
también un filósofo y un médico y un sabio… Es un alma grande que habita en
un cuerpo pequeño. Alguien que abre caminos.
Es un médico muy especial en cuyo maletín hay bisturí y gasas pero también
valores. Del mismo modo que a un paciente le receta caricias a otro le
recomienda sinceridad y si es necesario echa mano de los antibióticos porque
Carvajal sabe, como han sabido los sabios desde siempre, que lo importante es
unificar y eso es lo que él hace. En la medicina unifica las tradiciones de
oriente y occidente. En el ser humano unifica el corazón y la mente. Y además,
hace poesía…
P: Los pacientes han delegado la responsabilidad de su propia vida en manos
de los médicos. ¿Qué se puede hacer para
que todos y cada uno de nosotros tomemos conciencia de qué estar sano y feliz
depende sólo de nosotros?
R: Despertar. La enfermedad es el
despertador, nuestra crisis es el despertador. Nosotros sabemos que podemos
tener autogestión sobre nuestra salud. El sistema de salud no es el sistema
de los médicos es el sistema de supervivencia de una cultura. Cada vez la gente
es más crítica respecto del tipo de atención médica que recibe y cada vez la
gente en todo el mundo se hace más responsable de su propia salud.
P: La visión de la medicina que usted plantea no se enseña en las
universidades, ¿De qué fuentes ha bebido usted?
R: Primero de los ojos de los pacientes y de sus lágrimas. De sus
necesidades de sus abrazos, del cariño de la Naturaleza. Cuando
alguien me pide bibliografía yo recomiendo las corrientes de los ríos, los ojos
de los niños, las hojas de los árboles, la Selva, la meditación, la reflexión y, obviamente,
las medicinas sagradas de la humanidad: el Ayurveda, la Acupuntura, los
sistemas chamánicos del mundo… pero
también la ciencia. Creo que la clave de una nueva medicina es integrar la
ciencia, la cultura y la conciencia en una sola corriente
P: Me da la sensación de que usted trata de construir un puente entre
tradición y progreso.
R: Ese puente ya existe y no solo un puente sino infinitos puentes para que
el que lo pueda ver lo vea y el que lo quiera cruza lo cruce. No hay una cultura oriental y una cultura
occidental separadas, son absolutamente y estrictamente complementarias.
Tenemos un territorio médico que es el de la materia que para mí es espiritual.
Una molécula es espiritual. Hay otro territorio que es el de la energía,
que en medicina tradicional China se describe como el Chi que circula por los
meridianos. Tenemos un territorio que es el de la conciencia, el de las
relaciones del hombre y la
Naturaleza y del hombre y su propia naturaleza. Y existe un
territorio de síntesis. A ese lo hemos llamado la Sintergética, es un
territorio que pretende encontrar la complementariedad de todos los sistemas
médicos del mundo incluyendo el de la ciencia occidental. Para mí, el territorio de la ciencia no solo no es antagónico sino que
es totalmente complementario con las propuestas de las medicinas tradicionales
del mundo.
P: ¿Cuáles son las terapias que usted emplea?
R: Yo soy un medico convencional: empleo la cirugía y los antibióticos
cuando es necesario, pero también utilizo las hierbas cuando hay que
emplearlas. El láser y los campos magnéticos cuando son necesarios y la
sanación espiritual si es conveniente… Toda medicina es un asunto relacional,
cómo te relacionas con el paciente, lo puedes hacer con una mirada, con un
consejo, escuchando o puedes utilizar la reflexoterapia o el láser. Es un menú
muy rico.
P: ¿Cuál cree usted que son las enfermedades más comunes del alma? ¿Cómo se
sana el alma?
R: El alma no se enferma. El alma es
lo que hay en ti permanente y perfecto. Lo que ocurre es que el alma produce
una fricción con su instrumento. Cuando nadas contra tu propia corriente hay un
conflicto entre el alma y la personalidad. Este conflicto se presenta al
nivel de las emociones y éstas se precipitan sobre el cuerpo de tal manera que
la mayoría de enfermedades que observamos en la práctica clínica son
enfermedades emocionales que han dejado sus huellas en el cuerpo físico. Y
luego lo llamas úlcera o gastritis pero una
enfermedad es simplemente un reflejo en el espejo del cuerpo y por mucho que
limpiemos el espejo no vamos a mejorar la imagen de quien en él se mira. No
se trata tanto de limpiar el espejo sino de mejorar la conciencia que se mira
en el espejo del cuerpo.
P: ¿Qué se debe hacer para encontrar esa conciencia?
R: No se encuentra, no se consigue.
Tú eres esa conciencia. Quítate lo que sobra en ti y quedas idéntico a lo que
tú eres: totalidad, armonía, salud, perfección… eso es tu naturaleza. No se trata de buscar, más bien de
volvernos a reconocer por dentro, de aceptarnos como somos, con nuestras
sombras y con nuestra luz porque ellas hacen el colorido de la vida.
P: Existe una crisis que no sólo se refleja en los sistemas de salud o en la
economía sino que repercute también en nuestra visión del mundo, de la manera
como nos miramos a nosotros mismos en el universo. ¿Cómo describe usted la
nueva visión del mundo que está naciendo?
R: Es una visión total, más humana, más ecológica y de interdependencia
donde el mundo no es solo externo sino que es un mundo interior. Este mundo no
sólo tiene fundamentos sino que también tiene contextos y significados, y que
está expresado en sistemas con coherencia interior. Además queda una gran parte del mundo implícito, invisible no tangible,
tal vez el más importante. Este es un mundo que no está hecho solamente de
causalidad lineal sino de causalidad circular, es decir, que todos somos
responsables de todo y no es sólo un mundo de causas sino también un mundo
lleno de sentido y de propósito. Nace una nueva realidad hecha de materia,
emociones, mente y alma. Humanizamos la vida rescatando el alma.
El mayor problema de este planeta es que hemos utilizado la mente disociada del
corazón. El sentimiento y la emoción sin
mente son peligrosos y la mente sin corazón es un cadáver. Se debe pensar
involucrando el corazón para darle un propósito.
Cuando nos aceptamos somos de una pieza, sentimos, pensamos y actuamos de la
misma manera. Somos íntegros y transparentes porque actuamos sin máscaras,
acariciando el mundo con la piel desnuda.
P: Estamos preparados para ese cambio…
R: Absolutamente preparados porque no es sólo un cambio personal, es también
un cambio en la dinámica humana, en la dinámica social, en las relaciones con
nuestros hijos, en las relaciones con la ciencia. Es un cambio en el que
empieza a emerger la conciencia como el mínimo común denominador de todas las
actividades humanas. Es un cambio que toma la esfera del arte, la religión, la
economía, la filosofía y que incluye un poquito de magia en nuestra vida
cotidiana. Es un cambio que de todas maneras está ocurriendo con nosotros pero
que va a ocurrir a un a pesar de nosotros.
P: Ignoramos lo que somos, cuáles son nuestras necesidades y potencialidades
y eso hace que nuestra salud se vea perjudicada ¿Pero qué somos?
R: El problema es que hemos
confundido al ser. Decimos sanar y no sabemos a quien sanamos. Hablamos del ser
y no sabemos quienes somos… pero está pregunta no tiene respuesta; nosotros
somos aquí y ahora. Somos un proceso dinámico, cambiante que no se puede
atrapar con palabras. Somos el sentir, el vivir, el amor, somos un verbo que se
conjuga. No somos un estado sino un proceso en permanente cambio. Tu eres
una corriente, un rió y como cualquier río nunca eres igual a ti mismo, te
estás renovando continuamente. Somos una corriente que se auto-recrea y
auto-renueva.
P: Usted nos invita a mirar la enfermedad como un maestro, ¿qué puede
enseñarnos, por ejemplo, un tumor?
R: La enfermedad es un maestro no solo en el plano humano sino también en el
plano social. Es una estrategia de supervivencia de la humanidad como tal. Un
tumor que es una catástrofe en el plano personal puede resultar beneficioso en
el plano social porque impide que el genoma se transfiera a la descendencia. De
tal manera que el tumor lleva implícito un mensaje: que eso no se expanda hacia
la descendencia. Cada tumor es una lección. Es distinto un tumor en el riñón,
en el estómago o en el cerebro. Cada modalidad puede tener una connotación
diferente. Una enfermedad nos está haciendo una pregunta esencial ¿Qué estamos
haciendo con nuestra vida? Pero también nos está dando una respuesta: Eres parte de la humanidad, eres
vulnerable. El hecho de ser humano implica que puedes enfermar. El hecho de ser
humanos nos hace participar del cuerpo y los riesgos a los que está sometida la
humanidad. La enfermedad no es un solamente un asunto de conciencia o un
asunto mental porque las plantas y los minerales enferman y ellos no tienen
conciencia como nosotros la entendemos pero podemos aprovechar la enfermedad
como una oportunidad para evolucionar.
P: La salud integral que tenga en cuenta los cuatro planos del ser, el
físico, emocional, mental y espiritual comienza a abrirse paso pero todavía
existen muchos profesionales de la salud enraizados en el racionalismo que se
empeñan en ver un órgano aislado del resto del organismo, y no digamos del
contexto del paciente. Que la visión de la salud cambie depende mucho de los
médicos ¿Cree que están dispuestos a desprenderse de su visión mecanicista?
R: La visión de la salud no depende
de los médicos, depende de la gente de la cultura de la demanda que la gente
haga de un tipo u otro de medicina. La universidad cambia y la visión
médica cambia cuando cambia la visión de la cultura. Las prácticas médicas
alternativas se están imponiendo en occidente. Alrededor del 50% de la gente en
occidente acude a prácticas médicas alternativas… somos hijos de la
necesidad, que los médicos cambiemos o no es independiente de que la medicina
cambie porque la medicina va a cambiar de todas maneras.
P: Hay muchos intereses creados…
hay mucha gente que vive de tratar la enfermedad y no de ayudar a prevenirla
R: Eso es cierto, hay intereses
creados. Pero también hay intereses creados en otras direcciones. Una cultura
se modifica de abajo hacia arriba, no se modifica por decreto de los estados o
de la universidad. Lo determina la necesidad de la gente. Yo soy muy optimista
porque se ha producido una gran apertura en el gremio médico por recuperar un
poco la Naturaleza
y la medicina natural, después vendrá la apertura hacia el enfoque energético y
más adelante a un plano de conciencia integral… pero ya estamos dando los
primero pasos.
P: TECNOLOGÍA
R: La catástrofe de la medicina es que
lo médicos son más tecnólogos que seres humanos.
P: CONSUMISMO
R: Ya no producimos productos para los consumidores sino consumidores para el
consumo. Estamos consumidos por el mercado.
P: PAZ
R: ¿Cómo vas a construir la paz sino
tienes paz en el corazón?
P: TIEMPO
R: Estamos hechos de tiempo. El tiempo
es el movimiento de la conciencia. Matar el tiempo es matar la vida.
P: ALMA
R: El alma es un músico y el cuerpo-mente
el instrumento. El día que no confundamos música, instrumento y músico
alcanzaremos la armonía y la integridad.
P: ALEGRÍA
R: La alegría es parte de la santidad. El sendero de la conciencia debe ser
alegre. La responsabilidad debe fluir a través de la alegría. Cuando hay
alegría, levedad y transparencia aparece la pasión y el sendero de perfección
es en sendero de pasión.
P: DOLOR
R: Es una válvula de escape para gritar
lo que no hemos podido gritar sin él. Si no tienes manera de obtener atención,
utilizas el dolor para obtenerla. El mayor dolor es por aquello que no tiene
sentido.